martes, 31 de marzo de 2015

SABELOTODISMO

Mónica nos recomienda esta carta al director:

La involución cultural española



6 comentarios:

  1. El desgaste de la cultura en España se vuelve alarmante. Pensamos que sabemos de todo pero solo sabemos lo que quieren que sepamos. Ya desde el sistema educativo no nos hacen razonar sobre lo que memorizamos. Tragamos sin parar conocimientos que no entendemos para luego plasmarlos en un papel y olvidarlos lo antes posible porque no son útiles.

    Que fácil es decir que tonto es el presidente, pero ¿por qué lo decimos?. Por un comentario en clase, porque mi familia no le gusta, porque se pone verde en los medios... No quiero decir que apoyo a nuestro presidente pero del mismo modo que pasa con este ejemplo pasa con muchos temas en nuestra vida cotidiana.

    Ya tan acostumbrados de pequeños a no razonar porque pensamos esto, porque estudiamos lo otro, porque decimos cosas que no sabemos si son falsas o reales... que ya no podemos defender bien a la cultura porque ella misma te obliga a romper con esta estúpida costumbre.

    Miguel Pellejero Corral

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  2. 26 de Abril de 2015, pleno signo XXI, y en efecto me atrevo a afirmar que nuestra sociedad no es otra que la de la estulticia.
    Lo sé, resulta un tanto paradójico, a la vez que desconcertarte llegar a afirmar que el mundo en el que vivimos y la sociedad que formamos estos homos egoístas, avanza a pasos agigantados hacia un mundo cada vez más ignorante, hacia un mundo donde la sociedad y por tanto, nosotros mismos nos hacemos cada día un poquito menos cultos, y está claro, un poquito más manejables. O ¿acaso no nos quejamos desde pequeños de tener que ir al colegio? ¿acaso no nos es más sencillo criticar sin ni siquiera razonar? ¿acaso no es más fácil conformarnos con aprobar que aprender? Es “evidente”.

    Sin embargo en mi caso no quiero criticar esta sociedad conformista, basada en el confort y en el culto al derroche, sino lanzar una lanza en favor de nuestra condición de seres humanos, es ahí donde entra el juego el papel personal de cada uno, la decisión de querer saber más o por contra quedarse en la caverna de Platón es de cada uno, está claro. Pero por favor, no renunciemos a conocer, no renunciemos a lo que nos hace seres humanos, algo defendido ya desde Aristóteles con su frase "todo hombre está destinado al saber", hagámonos cada día un poquito más cultos, un poquito menos manejables, y así, un poquito más “sabelotodos”.

    Lucía Villaescusa Arenas

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  3. "La España de charanga y pandereta", la llamó Antonio Machado. Hablaba de esa España reaccionaria y clerical. De esa España devota y decadente. ¿De esa... o de esta? Porque yo veo a esa España en ésta de hoy en día.

    Parece que hemos vuelto atrás como si el ayer fuese hoy, porque es cierto que cada vez hablamos más de aquello que casi no conocemos, rasgo de aquella España. Y esto nos conduce a personas que no piensan, sino que se rigen por dogmas. Cuando las personas defienden a toda costa un dogma no sólo están defendiendo algo que no saben si es cierto, lo que contribuye al "sabelotodismo" del que habla el artículo, sino que también equiparan de alguna manera su opinión a otras que sí que están razonadas. Es imposible confrontar ideas con estas personas, pues tan sólo conciben las suyas propias.

    Como dice Fernando Savater en su ensayo "Opiniones respetables", creo que no todas ellas lo son, sino sólo aquellas que están contrastadas y argumentadas. Y voy a ir más allá. Pienso que cualquier tipo de "sabelotodismo" es una falta de respeto hacia aquellos que razonan, puesto que se les menosprecia al equiparar ambas cosas.

    Por otra parte, vivir en una burbuja de dogmas puede resultar cómodo y atractivo, pero nunca será más que un espejo que no muestra la realidad. El individuo inculto tiende a ser más manejable, cosa de la que se aprovechan y que tratan de potenciar gobernantes como los de nuestro país, simplemente, como dice en el artículo, subiendo el IVA cultural y relegando la cultura a un segundo plano.

    Por lo tanto, creo que la cultura nos hace más autónomos y críticos, pues se tiene una perspectiva más veraz de lo que ocurre, y es más difícil ser engañado. Quizás ahora, como era antes y como ha sido siempre, sea hora de "la España de la rabia y de la idea".

    Daniel Miguel Treviño

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  4. José Luis Gómez García afirma que dada la situación actual de la cultura española podríamos hablar incluso de “suicidio cultural”, término más que adecuado para definir el desprecio y la desidia a la que se está viendo sometida. Solo hace falta ver los programas que emiten ciertas cadenas y el éxito que estos tienen para darse cuenta de que la cultura al parecer no tiene cabida en esta sociedad. Esta falta de cultura nos deja a merced de los prejuicios y del “sabelotodismo” que lejos de corregir esta carencia nos sumergen en lo más profundo de ella e incluso nos hacen pensar que poseemos un conocimiento incuestionable acerca de cualquier tema. A medida que aumenta el prepotente pensamiento de creer que lo sabemos todo, menos interés ponemos en conocer de verdad algo y más nos adentramos en el pozo de la ignorancia.
    Lejos de sorprendernos deberíamos de alarmarnos pues parece que esta situación se estaba buscando, ya que en lugar de liberar a la cultura de sus cadenas y dejar que vuele, hemos permitido que la encierren en una jaula y que le pongan impuestos cada vez que quiera salir. Está claro que nos encontramos ante una situación crítica si asistimos con indiferencia a la muerte de aquello que nos distingue de otras especies, aquello que nos otorga nuestra condición humana.
    Rubén Loza Palacios

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  5. Cultura, ¿Realidad o utopía?

    Vivimos en la cultura de la incultura, en la cultura de creernos que lo sabemos todo cuando en realidad nos guiamos por nuestra ignorancia, el sabelotodismo, ese gran fenómeno agravado por el desprecio al conocimiento.

    Si tanto supiéramos, deberíamos saber que una sociedad sin cultura es una sociedad llena de cadenas, es por esto que cada vez que recortan en cultura, están recortando en nuestra libertad, nuestros derechos, nuestro futuro y en la futura sociedad, entrando en una espiral cada vez mas decadente.

    Lo más preocupante, es la impasibilidad que presentamos ante esto, sin cultura, sin ideas diferentes que eviten los dogmas, no existirá una sociedad justa y libre, sino una sociedad del poder, del control de las ideas, y del miedo.

    Es por esto, que el sabelotodismo no hace ningún bien, sino que el reconocimiento de la ignorancia, es el primer paso hacia el conocimiento, hacia la cultura que tanto desean quitarnos.

    Está claro que es mucho mas fácil y cómodo, obedecer que pensar, pero cuando queramos evitarlo, cuando queramos pensar, será tarde, no nos dejaran hacerlo.

    Una sociedad con ideas, con libertad, con un futuro, un desarrollo, solo será posible si defendemos nuestra cultura, el mayor bien que tenemos y que no nos podrán quitar jamas, el que nos distingue entre los animales y nos hace ser seres sociales, civilizados, que cooperan en busca de una sociedad y un mundo mejor.

    Sergio Tomé Crespo

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  6. El hecho de creer saberlo todo trae consigo numerosas consecuencias, consecuencias que son palpables en nuestra sociedad.
    Cuántas veces hemos sido víctimas de nuestro “sabelotodismo” de forma que hemos actuado creyendo saberlo todo, sin pararnos a pensar, aunque sea por una vez, por nosotros mismos, sino que aceptamos lo que otros imponen porque es mucho más fácil dejarnos guiar por alguien que establece lo que es correcto y lo que no.
    De este modo, nos convertimos en nuestros propios esclavos, en meras marionetas dirigidas al antojo del que impone lo establecido. Nos basamos en hechos que nunca han sido demostrados sino que simplemente han sido impuestos desde siempre de forma que no podemos concebir que sean de otra forma. Sin embargo, consideramos que sabemos todo y acusamos de ignorantes aquellos que dudan de lo impuesto sin saber que, tal y como decía Karl Popper, “La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos” y parece ser que nuestra sociedad se niega a hacerlo.

    Irene de Agustín Escudero

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